(Vértigo)
¿Y mis manos?
En algún lugar
tienen que estar mis manos.
En mitad de la vorágine,
cayendo,
los ojos no me servían,
el cuerpo viejo no me servía incluso
podía no servirme el sexo,
el que fuera.
Qué manía con etiquetar
entrepiernas y ponerles nombres.
Pero ¡las manos!
¿Dónde fueron a parar mis queridas?
Recuerdo el tirón,
suave al principio,
más una intuición que otra cosa
unida a un cordel.
Y después la certeza
ya no había quien parara el remolino.
Y aquí estoy ahora no sé
ni cuándo ni dónde
sé que estoy, nada más.
Noto mi consciencia pero…
¿y mis manos?
¿Cómo me reconoceré sin ellas?
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