Habito el espacio
Habito el espacio
que sangró sobre mi cuerpo,
amaso con arcilla
rumor de voces
aliviando su sudor
entre las sombras
y alzo cánticos a golpes
sobre muros desollados.
Esculpo la risa de la muerte,
reclino mis dedos doloridos
sobre piedras clandestinas
y me duermo luego
ahíta de dolor
bajo la Luna.
Concibo en mi vientre
la luz aún invisible,
guardo visiones de amor
en mis sueños calcinados
por la llama réproba
que no cesa de crujir
tras los portones.
No escucho silbos falaces
que arrojan calumnias
embozadas en sonrisas,
escupo la hiel
que pudrirse quiere en mis entrañas,
y aún se enclaustra
el tacto del jazmín
entre mis huesos.
Persigo tenaz nimbos de brisas
enjoyadas en las frondas
por volar con ellas y calmar
fauces hostiles al aroma
que perfuma mis anhelos.
Y vuelvo a despertar,
escucho…
me encamino al sacrilegio
donde el agua muerde
la oscuridad sagrada.
Enhorabuena. Arrobado poema con un final excelente. Un saludo.
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