Sobreviví...
Llegué flor
y me fui murciélago
llegué noche
y me fui harapienta mujer de negocios
surcando bolsillos
terraplenes
almacenes
y torturas,
donde los condimentos
salvajes exorcismos
no delatan al que habla
y libra batallas de leche condensada
y gaseosa de marca mayor...
Llegué luna
y me fui dueña.
Señora de la brisa
y sin nada en el dolor.
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