martes, 23 de noviembre de 2010

Adolfo González. Concierto

Concierto

Sin hacer ruido,
rompo el hielo del silencio
con la cabeza,
en la culminación total del pensamiento,
arrojando palabras, golosinas podridas,
al agujero negro,
al en su mayoría ciego y sordo auditorio de la tan perdida multitud.

De pronto,
se presenta un demonio, vestido de albañil,
presto a ponerme una peana,
pero logro quitármelo de encima
mandándole a freír espárragos
y amenazando con liarme a patadas.

Mi voz no necesita las alturas
para decir las cosas que son de la verdad.
Sólo debe ir a tiempo con la música,
la música que yo sé bien que me salvará.
Y ha de gritar, gritar, más que cantar.
He de perder la voz en honor a la verdad.

La verdad es una calavera que los hombres buscan en los libros.
La verdad es una calavera que cada hombre ve de distinto color.
La verdad es una calavera que se ríe de la verdad de cada hombre.

La calavera es el instrumento de percusión de la poesía.

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