martes, 23 de noviembre de 2010

Miguel Francisco Sánchez Gasca. Yo doy fe

Yo doy fe
 

El Juzgado es como un bosque sin mástiles,
una espesura mórbida, vibrante,
un dosel que se deshace en palabras,
un río de cenizas sin caudal
con pequeñas huellas de escarabajo.

Es una habitación  con dos ventanas;
una al sol y otra al mundo, una mar
y la otra agua que se filtra y derrama.
Mientras una recibe la luz, la otra
la busca entre las diminutas huellas.
Mientras una curiosea a la ciudad,
la otra, penetra directa en el alma .

Una se abre solo una vez al día,
y la otra...
 ... la otra cada vez que alguien entra a contar
sus intimidades disfrazadas
de delito, de demandas o de querellas.
Sí, viejas enredaderas húmedas
que penetran en las piedras
y a veces las deshacen.
¿Letras?
Teclas. Teclas del ordenador
que se hunden en el tímpano, y en el rostro
se clavan, arando surcos de quebrada tensión.
Terruños centenarios.
Deshechos. Rotos.
Lágrimas.
Lo has hecho bien.
Sin embargo el proceso sigue.
Yo doy fe.

2 comentarios:

  1. cada vez que alguien entra a contar
    sus intimidades disfrazadas
    de delito, de demandas o de querellas.

    nunca había oido una forma tan bella de describirlo...

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  2. El lenguaje de los juzgados sobre el ser humano, uno de las más aberrantes degeneraciones consentidas por el hombre, la profanación de una de sus más preclaras creaciones, la del Derecho (directum).
    Aún quedan expertos en él "poetas", a dios gracias, pero casi incontables por mínima cantidad que son.
    Nos dan fe a algunos.

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