Aire acondicionado
Vivo los días del aire acondicionado.
Todo es fácil.
En mi casa no llovió en todo el otoño.
Y ahora
no es verano.
A todo se le pone un velo de mentiras,
y nada se conmueve si me marcho
—que nada tiene que ver, pero igual duele—.
Me tumbo y sueño que es invierno.
¡Gracias, aire acondicionado!
Puede que nieve en cualquier momento
que vengan los Reyes Magos
que vuelva a conmoverle mi recuerdo
y llame a mi puerta
y deambule por aquí, como un fantasma.
Que yo sola, sola yo, lo pueda ver
y acogerle entre mis brazos, aire puro,
mi regalo, al fin, lleno de magia.
Lo imposible, al fin.
En pleno invierno.
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