Poema de la rabia
Han rizado la espuma los caballos de la arena hundida,
En el cónclave secreto de la orilla juntan adobe las sombras.
El horizonte de un recuerdo es como una playa húmeda
Donde la lluvia hace estallar la marea.
Un tumulto de enfermos acoge la lumbre vacilante,
Los infectados se sumergen en el barro seco,
Los niños de la cicatriz hacen gritar a los cuchillos.
Por las paredes se arrastra el lamento del inerme,
Por mi ventana caen rodando las laderas del sueño.
Desaten de mi boca el cansancio de los invidentes,
A través de un hierro ardiendo divisen la herida primigenia.
Inercia,
Inercia,
Inercia.
Inercia que devora los miembros del espíritu,
Inercia que anega de algas muertas las mentes,
Inercia que embiste la dignidad del cuerpo.
Aquí se muerden unas a otras las palabras,
Aquí muere el sonido de la codicia,
En este momento se entregan las armas desnudas.