Ceniza
Pero sospechamos que una vez
mordidos por
la molicie,
por las tinieblas de color incierto
esperaremos
igual que larvas condenadas a no caminar
esperaremos
a que nos barran.
Hablar se ha perdido.
Las palabras
parecen fósiles descompuestos,
huecos,
de corazón cariado
hasta en la última célula
que ya no merece un nombre.
No quedarán
sino pesadillas
de lo que no será ni fue.
En la acera el vómito se secará
y no habrá nadie que lo mire,
porque no hay nadie,
porque nadie no existe.
No existe ni la palabra nadie.
Pero quizás
los cuentos tengan razón
y al final
haya alguien que duerma.
No lo creo,
pero no lo sé.