Máquinas salvíficas
Más allá de todas Las palabras: dejadme funcionar en esa maquinaria de las hojas,
en los finos alambres que unen al toro y a su pasto, a la guadaña y al brezo, todas las cosas que se acoplan, que se interrumpen en una corriente sin principio ni fin,
porque la interrupción es el milagro,
la claridad es siempre el infinito de sí misma,
y sólo en esas máquinas de mi mirada-alondras,
en el hálito-luz, la boca-lágrima
o en las manos-espigas que casi tientan la verdad de simiente y el sencillo
soplo de transparencia meditada
sólo ahí puede hallarse el silencio y su secreta salvación.
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