Plaza de Alas
Es la emoción de un ritmo,
de una música
que enciende y reverbera
en piel y tuétano.
El fervor colectivo de ganar,
tras tanto viaje y fuga,
esas palabras que tanto deseábamos,
aquellas que decimos cuando
la plaza del mar amanece
y estos chavales de tanta alegría
suben… igual que mis sentidos
son aquella bandada de cigüeñas.
Es el poder lanzarse casi a campo que vibra,
rozarse casi afuera,
hallarse por los pelos en buen límite.
Pero también tenerse a chorros, a brazadas,
de lo lindo, a granel, a todo pasto:
el centro en que nos anda muy de cerca la altura,
en que lindamos breves y se forja hermandad
con lo lindado y más apego de nubes y viveza.
Y por instantes, nuestra posición
erguida y cerebral,
nuestra frente de baja estrofa baja,
nuestro peso de bípedos implumes
se adelgaza y olvida.
Por eso existe un fondo de pájaro en nosotros#.
# El rostro del origen: el pájaro. El otro del otro: quizás, nunca fui yo. Las salas vacías y las camillas como nubes sin letras: varadas. Este tiempo es el círculo azul del ojo. La serenidad de la metamorfosis. Pupa de luz en la punta de la aguja. Como si fuera a comenzar todo de nuevo.
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